Claus von Wobeser: “El arbitraje internacional busca reglas comunes”

Claus Von Wobeser: “El arbitraje internacional busca reglas comunes”
Claus Von Wobeser: “El arbitraje internacional busca reglas comunes”
A decir de von Wobeser, si la práctica no se adapta, dejará de existir.
Fecha de publicación: 14/03/2018
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Comienza en Ciudad de México la Biennial IBA Latin American Regional Forum Conference, desde hoy y hasta el viernes 16 de marzo. Como ya adelantamos recientemente, el encuentro dará espacio principalmente a debates sobre la corrupción, el medioambiente, la tecnología y los derechos humanos.

En nuestra entrevista con Claus Von Wobeser, socio director de Von Wobeser & Sierra, hablamos del rol transversal que desempeña el arbitraje internacional en el encuentro. 

Claus Von Wobeser

— El título de la conferencia este año es Are we ready? Disruptive innovation in

Latin America: the role of lawyers donde usted participa como parte del comité organizador. ¿Podría aclarar qué debemos entender por disruptive innovation en el caso del sector legal? ¿Qué ha supuesto la innovación para la profesión en los últimos años?

La profesión está viviendo un gran cambio por la tecnología, pero también por la economía. Los abogados tenemos que adaptarnos a las nuevas realidades económicas y tecnológicas. También debemos saber aprovechar la inteligencia artificial (AI). Tenemos que entender en entorno. Si no nos adaptamos, vamos a dejar de existir. Esa es un poco la idea de los temas que se van a tratar en la conferencia y de lo que representa la IBA en general, como organización mundial referente en la profesión y que agrupa a los abogados y abogadas más importantes.

— ¿Cómo ha cambiado en concreto la AI el mundo del arbitraje? ¿Qué es ahora diferente en las firmas y en los tribunales arbitrales  al momento de afrontar casos?

Cuando yo empecé todos los procedimientos se llevaban por escrito en papel. La documentación se enviaba por correo postal. Hoy, en el arbitraje internacional la regla es que ya todo es electrónico. La transcripción de las audiencias se sube a bases de datos, mandas notas de computador a computador, si tienes algún comentario que añadir sobre los testigos lo haces de forma inmediata en la pantalla. Hay acceso automático a todas las pruebas. Es decir, si el arbitraje implica cientos o miles de documentos, tienes acceso simplemente tecleando el número de la prueba. Sí ha cambiado, por ejemplo, la complejidad de las disputas, que son cada vez más importantes. Desde luego, sería imposible trabajar solo con las herramientas del pasado. Imagina que tuvieses una gran disputa y que tienes que buscar documentos físicamente. Es algo que podría llevar hasta cinco días. Con un tecleado todo esto se hace mucho menos complejo. El trabajo se dificulta, por lo que las herramientas tecnológicas son una necesidad.

— Otros de los temas que más tiempo van a acaparar en el foro de la IBA van a ser la corrupción, el medioambiente y los derechos humanos. ¿Cuál es el papel del arbitraje internacional en esta relación?

Hasta hace 15 ó 20 años los tribunales cerraban los ojos ante la corrupción. Decían que eran asuntos que correspondían a las autoridades nacionales. Eso ha cambiado. En el arbitraje internacional hay muchos casos recientes en los que los tribunales se han involucrado y han tomado decisiones muy importantes. Algunos ejemplos son los de Metal-Tech en Uzbekistán, o World Duty Free contra Kenia. En la región vimos recientemente que se descubrió a un árbitro que había participado en un caso de corrupción para obtener un pago indebido del gobierno peruano. Son obviamente laudos que ahora se anulan.

Ha habido conferencias especializadas para hablar de hacia dónde llevar el arbitraje en este sentido. El Foro Económico Mundial consideró que el 5 % del PIB mundial se va en pagos de corrupción. Los tribunales arbitrales no pueden simplemente cerrar los ojos.

Lo mismo ocurre con temas de medioambiente, como apuntabas. Hemos visto casos interesantísimos en Ecuador, de las disputas que hubo con las expropiaciones petroleras, donde finalmente Ecuador demandó a las empresas por daños al medioambiente. Hay obviamente una conciencia social y un interés en preservar el medioambiente, por lo que los abogados nos hemos tenido que involucrar. Y qué decir de los derechos humanos, que también es algo que ha generado mucha importancia en los últimos tiempos. Finalmente el Derecho se tiene que ir adaptando a la evolución de la sociedad, y creo que así está sucediendo.

Con el arbitraje internacional se buscan reglas comunes y hacer que el piso sea parejo, para que no haya un arbitraje donde cada abogado use sus propias reglas, ya que pueden ser contradictorias. El soft law ha ayudado al desarrollo del arbitraje como un modo de resolución de controversias cada vez más aceptado mundialmente.

— ¿Cuál es su opinión sobre el desarrollo del arbitraje doméstico en América Latina? ¿Cree que alguno de los centros operativos podría transformarse en centro  de arbitraje regional?

— Sí, porque creo que el arbitraje ha tenido una evolución increíble. A principios de los 80 era prácticamente inexistente. Si bien las jurisdicciones sí lo contemplaban como una posibilidad para resolver conflictos, la verdad es que en la práctica no existía. En la ICC de París no representaba ni el 1%. Hoy América Latina representa el 16% de los casos de arbitraje en esta cámara.

Todos los países han cambiado sus legislaciones y se fueron creando centros domésticos: la Cámara de Comercio en México, en Brasil la Chamber of Commerce Brazil-Canada, además de haber varios centros en Perú, en Chile... Surgieron como organismos domésticos, pero muchos empiezan a administrar casos internacionales, aunque diría que son más importantes en arbitraje doméstico que en arbitraje internacional.

— Tiene casi 40 años de experiencia asesorando a multinacionales y gobiernos, es activo en el mundo académico (como profesor de la Escuela Libre de Derecho) y pertenece a numerosas organizaciones de arbitraje internacional. ¿Tiene alguna meta pendiente en la que trabajar todavía intensamente como abogado?

— La verdad es que cuando fundé el despacho en 1986, nunca pensé llegar a esto. Por entonces éramos un bufete corporativo. Yo siempre tenía la inclinación e interés por el arbitraje, pero no existía. Si hubiese abierto por entonces un despacho de arbitraje, habría quebrado. Empecé a promoverlo y a viajar mucho por toda América Latina. Me da mucho gusto ver que hoy día es una realidad, que se ha convertido probablemente en el método más importante para la resolución de controversias internacionales. Mi objetivo es seguir luchando en ese frente.

Un tema pendiente es mi libro de arbitraje. He estado muy involucrado en el ejercicio de la profesión. Empecé mi carrera con arbitrajes que tienen que ver con México y la región, pero con los años empecé a asistir a casos en todo el mundo. Entonces, mi objetivo es seguir apoyando a jóvenes abogados mexicanos que estén interesados. Mi idea es seguir menos activo en seis años y dedicarme más la Academia,  porque creo que es donde puedo dejar un legado. Mucha gente se pregunta qué va a suceder con el arbitraje, debido a los movimientos proteccionistas que están teniendo lugar. Yo confío en que el libre comercio va a seguir existiendo. Es muy difícil que el mundo regrese a una época donde se cierran las fronteras. Si bien hay ciertos aires con estas tendencias, creo que son movimientos que van a fracasar.

El arbitraje es, y seguirá siendo, el método por excelencia para resolver controversias. No veo a los tribunales estatales equipados para resolver controversias internacionales.

— Su firma tiene gran proyección en México y aparece como referente en directorios y medios jurídicos internacionales. ¿En qué áreas cree que tienen que trabajar para mejorar? ¿Está por ejemplo satisfecho con la cantidad de servicios pro bono que brindan o con cómo se abordan cuestiones de igualdad y diversidad?

— Yo creo que en áreas de oportunidad estamos muy fuertes: arbitraje, competencia económica, adquisiciones y fusiones. Aun así, hay otras que tenemos que fortalecer y desarrollar, como las prácticas de medioambiente y financiera.

La diversidad es una gran asignatura pendiente. Hicimos nuestra primera socia este año, que creo que es un logro. Todas las firmas mexicanas estamos muy rezagadas en esto, sobre todo en cuanto al género. En temas de orientación sexual y religiosa, sí estamos bastante adelantados. Pero en México, por cómo es nuestra sociedad, ha habido una tendencia en las mujeres de que, a pesar de que estudien, al tener hijos se queden en casa. Afortunadamente las mujeres jóvenes ya tienen otra visión. En el despacho tenemos varias socias potenciales, a las que estamos apoyando con becas para maestrías.  También tenemos un programa de mentoría. Los clientes no solo exigen que los despachos sean capaces y que apoyen. Hay clientes que directamente te dicen, “si no tienes mujeres socias no te voy a mandar trabajo”. Tenemos que cambiar nuestra actitud y crear programas para que las mujeres puedan seguir trabajando cuando tengan hijos. Igual que hay que crear programas para que los hombres puedan apoyar a sus mujeres. En eso estamos atrasados claramente, pero estamos trabajando en ello.

En el tema pro bono nos sentimos satisfechos. Trabajamos unas 3.500/4.000 horas anuales y las reportamos para que sean verificables, porque hay despachos que inventan. Tenemos a los clientes y todo el trabajo que hacemos identificados. Creo que eso se debería hacer en todas las firmas. La cultura pro bono en México antes no existía, claramente lo digo. Gracias a la Barra Mexicana y a otras organizaciones se ha puesto presión en las firmas.

— Como socio director de Von Wobeser y Sierra, ¿qué retos tienen sobre la mesa para atraer y retener talento? ¿Qué le están pidiendo sus asociados a la firma?

— El gran reto como managing partner, a mis 64 años, es hacer la transición. El objetivo es, en tres años, designar a alguien que me releve. Yo seré socio activo hasta los 70 y podré acompañar en ese proceso de cambio.

En cuanto a los millennials, creo que quieren claridad en sus carreras, hay que explicarles qué tienen que hacer para llegar a ser socios. En nuestra época era “trabajar, trabajar y trabajar” para ascender. Hoy la gente busca otras cosas. La gente ahora viaja, cambia de trabajo, etcétera, lo cual tiene ventajas y riesgos. Tenemos que convencer de que hacer una carrera en la firma es algo interesante y atractivo. Von Wobeser & Sierra ha crecido orgánicamente, normalmente contratamos a la gente muy joven. Trece de mis socios empezaron como estudiantes, pero yo no sé si ese modelo va a seguir funcionando. En eso es en lo que hay que pensar, en cómo retener el talento y desarrollarlo.

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