El petróleo: la sangre negra de México

El petróleo: la sangre negra de México
El petróleo: la sangre negra de México
Fecha de publicación: 17/11/2015
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En 2013, Enrique Peña Nieto decidió que el Gobierno de México tomara las riendas de su sector energético con una reforma que prometía, por un lado, bajar el coste de la luz y el gas para las familias y aumentar las inversiones y empleos y, por otro lado, apoyar a Pemex y a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), reforzando el papel del Estado como regulador de la industria petrolera.

No obstante, la tan anunciada reforma ha llegado en el peor momento, con el colapso de los precios del petróleo y la ralentización de la economía mundial como telón de fondo. El resultado es un creciente escepticismo en relación con el éxito del instrumento legal que se vendió a los mexicanos como la gran solución a los problemas del país. ¿Cuáles serán sus consecuencias?

Por Ana Veiga

“Es una reforma necesaria, que llega en un momento en que las oportunidades y el apetito de inversión son ilimitados pero dicha reforma debe incluir en sus fundamentos, en primer lugar, las bases constitucionales y, en segundo lugar, las leyes secundarias que permitan al país no solo avanzar sino también sobrevivir en materia energética”, afirma Thomas Heather, socio de Ritch, Mueller, Heather y Nicolau, S.C.

Heather se muestra convencido de que “con la creación de fondos estabilizadores y de desarrollo y un enfoque más empresarial y de rendición de cuentas a PEMEX y la CFE, se transitará hacia una estructura más sana y competitiva”. Aunque espera resultados solo visibles “a largo plazo, tanto en las finanzas públicas como en la eficiencia y, en última instancia, en menores costos, mayor competitividad y más transparencia”.

Por su parte, el socio Edmond Grieger Escudero y el asociado Ariel Garfio Vázquez, de Von Wobeser y Sierra, S.C., reconocen que “la caída de los precios del petróleo ha tenido cierto impacto en las expectativas esperadas en México a raíz de la reforma energética” pero insisten en que “el éxito de un país no radica solamente en la reforma de un sector específico, sino en la estructura integral que comprende la interrelación de sus diversos áreas económicas”. Por ello, hacen énfasis en que la reforma fiscal, laboral, de telecomunicaciones, competencia económica, transparencia, anticorrupción y penal -entre otras- deben caminar en la misma dirección que la energética ya que “el desarrollo y balance armónico de los diversos sectores y factores productivos, sociales, económicos y ambientales de un país son la clave para el futuro sostenible del mismo”.

Concuerdan con Heather en que “hay muchas razones para ser optimistas porque la reforma energética ha permitido la liberalización de este sector” –que, por su parte, Heather califica de “indispensable”- y añaden que su éxito no depende solo de condiciones económicas externas al país por ser estas “factores cíclicos y temporales”, sino de factores internos. Sobre esto, Grieger y Garfio opinan que “en México, las autoridades locales se han adaptado a la realidad económica mundial para ofrecer condiciones más atractivas que incentiven las inversiones del sector privado”.

Algunas de esas condiciones a las que hacen referencia son medidas de las que el secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray, hizo gala recientemente como solución a la caída del petróleo o la subida de tipos en Estados Unidos. Como, por ejemplo, “una política monetaria prudente y la reducción de nuestra necesidad de financiación externa mediante un recorte del gasto público”, subrayó el Secretario. Para Heather, se ha llevado a cabo una “reforma fiscal razonable” cuyas “medidas de austeridad estaban ya en parte reflejadas en el presupuesto de egresos y en la ley de ingresos” y “se ajustan al consenso de la mayoría de economistas, con un crecimiento modesto, inflación moderada y déficit fiscal del 0,5%”.

Grieger y Garfio se muestran conformes con “el recorte del gasto público que anunció Videgaray el pasado mes de septiembre por 124,300 millones de pesos”, que definen como una “medida acertada” ya que “se encuentra primordialmente enfocada al gasto corriente” y “la aplicación de dicha reducción se está viendo reflejada principalmente en el recorte de los recursos humanos dependientes de las distintas áreas de Petróleos Mexicanos y de la Comisión Federal de Electricidad y en dependencias y entidades de la administración pública federal”.

¿Libertad (para PEMEX) o dependencia (del petróleo)?

Uno de los resultados esperados de la reforma energética es precisamente la comercialización más competitiva de productos derivados de los hidrocarburos, como son las gasolinas, ya que previo a dicha reforma, estos se encontraban sujetos a un monopolio estatal.  Por tanto, es imposible hablar de las consecuencias sin pensar en las repercusiones que tendrá para la petrolera PEMEX.

Forbes afirmaba a finales de 2014 que una de las consecuencias negativas de la reforma energética era la pérdida de la oportunidad de empujar la productividad de la economía mexicana ya que “ese petróleo debería servir para aumentar la competitividad de nuestra industria nacional por medio del abastecimiento barato de insumos derivados de hidrocarburos al resto de la industria mexicana”. La revista indicaba también que la reforma energética podría traer un mayor empobrecimiento del país por el aumento de carga fiscal al que está sometida PEMEX, quien no tendría suficiente capacidad productiva para abastecer las necesidades, por lo que se derivarían esos encargos a empresas extranjeras.

Sobre esto, Heather señala: “Es indudable que PEMEX requiere de una reestructuración corporativa y operativa de fondo, que ya está en proceso. La implementación es compleja y no ha sido tan eficiente. Actualmente PEMEX se está reinventando con un criterio empresarial y tendrá que evolucionar a una entidad que opere bajo principios transparentes de mercado. En cuanto a su administración, es cada vez más independiente del yugo burocrático federal, con mayor autonomía financiera y un régimen fiscal que le permite llevar a cabo sus proyectos, no solo de inversión sino de mantenimiento. La asociación con empresas de clase mundial, llevará necesariamente a un PEMEX más productivo que sea un orgullo nacional y no el botín de algún sindicato y de grupos de interés”.

Y es que, ya sea gestionado por PEMEX o por empresas foráneas, hoy en día México no puede vivir sin el petróleo. Heather reconoce que “hay una fuerte dependencia de los ingresos petroleros, a pesar de que ha bajado significativamente”. Por su parte, Grieger y Garfio creen que así seguirá siendo: “El petróleo seguirá siendo un factor importante para el desarrollo de nuestro país y para aumentar la competitividad de la industria nacional. Ahora bien, la liberalización de este sector no necesariamente tiene consecuencias negativas. Al contrario; al permitir la participación directa del sector privado, se fomentará la productividad de la economía mexicana y tendremos un aumento sustancial en la inversión privada nacional y extranjera en el sector de hidrocarburos, lo cual se traduce a su vez en la generación de empleos, negocios y transacciones importantes, captación y administración más eficiente y transparente de la renta petrolera, creación de carreras técnicas, entre otros”.

¿Por qué México ha decidido apostar por el sector petrolero cuando el resto de países de América Latina ha disminuido su inversión en el sector? “Tenemos la sexta reserva de shale gas del mundo y reservas sustanciales de petróleo; existe una sólida plataforma tecnológica y una fuente laboral capacitada. El sector productivo sigue en crecimiento sostenido y la demanda de energía está ahí”, explica Heather quien también es consciente de la necesidad de aumentar la apuesta por otras energías. “Hay mayores alternativas que en el sector petrolero; el crecimiento de energía eólica y solar ha sido importante y continúa creciendo. Además, la CFE ya puede comercializar gas natural, lo cual facilitará la proveeduría de gas natural a proyectos existentes”.

En paralelo, Grieger y Garfio insisten en que no olvidemos que “el sector gasífero y eléctrico representan de igual forma grandes oportunidades para los inversores nacionales y extranjeros” y que, por ello, la reforma incluya también “la reestructura y liberalización del sector eléctrico en México, así como el impulso del sector gasífero”. De hecho, comentan que, dentro del sector gasífero, “se espera que en los próximos cinco años se construyan más de 17,000 kilómetros de gasoductos, generando con ello una gran expectativa en cuanto a oportunidades de negocio”.

Sin embargo, admiten que las energías renovables han quedado al margen debido a que “actualmente no hay claridad en cuanto a los incentivos específicos y especificaciones técnicas, adicionales a los Certificados de Energías Limpias (CEL’s), que se esperan sean implementados para impulsar este sector.  Un ejemplo de esto es que la única ley que está pendiente de emitirse por parte del Congreso es la Ley de Transición Energética, para apoyar el desarrollo e innovación que contribuyan al cumplimiento de las metas del país en materia de energías limpias”.

Expectativas de futuro

A pesar de que los resultados de la primera licitación de la Ronda Uno fueron desalentadores, permitieron hacer importantes ajustes en la segunda licitación de la misma ronda. Para Heather, “el éxito de las siguientes rondas dependerá de la transparencia y objetividad con que se manejen las expectativas, la posibilidad de alianzas estratégicas con PEMEX y el interés de las petroleras líderes”. Cree que “los campos en aguas profundas limitarán necesariamente la participación a las empresas petroleras de mayor experiencia e importancia ya que el grado de riesgo es mayor y los costos de exploración y producción significativamente mayores”.

Sin embargo, Heather confía en que las consecuencias de la reforma energética traerán mucho trabajo a México: “Todos iremos aprendiendo de la implementación de la Ronda Uno, se establecerán mejoras operativas y se irá imponiendo un régimen de mayor transparencia y de Gobierno corporativo. Ya se están viendo avances en procuración, en esquemas de cooperación y asociaciones potenciales”.

El socio fundador de Galicia Abogados, Manuel Galicia, apunta a 35 años como cifra aproximada de obtención de beneficios ya que “los nuevos contratos de exploración y extracción que está licitando la Comisión nacional de Hidrocarburos son proyectos a 25 años con posibilidad de prórroga a 35”. A pesar de ese largo plazo, Galicia augura el éxito de próximas rondas,  ya que “los resultados obtenidos en la segunda licitación de la Ronda Uno convocada por la CNH son muy alentadores al haber podido adjudicar 3 de los 5 contratos que se licitaron”. Eso sí, siempre y cuando se incluyan “compromisos realistas y acordes a los proyectos” tanto por parte del Gobierno como de los contratistas. También serán relevantes “los esquemas de garantía corporativa solicitados, el capital contable mínimo requerido, la experiencia técnica, la posibilidad de integrar miembros a los licitantes durante la licitación y una vez adjudicado un contrato con la mayor seguridad jurídica posible –las reglas claras-”.

¿Qué deparará el 2016 a la economía y exportaciones de México? El más pesimista es el Premio Nobel de Economía, Paul Krugman, quien ha afirmado en la Cumbre de Negocios Business Summit 2015: “Si están esperando ver un crecimiento de 7% por estas reformas estructurales, no es muy probable que suceda". Aunque esas reformas hayan hecho que las exportaciones supongan el 40% del PIB, mientras que en 1985 –año en que empezaron a implementarse- era el 15%. Por su parte, el FMI cifra en un 2.8% el crecimiento para México en 2016.

Heather, sin embargo, sigue pensando que México continuará experimentando “un crecimiento modesto, impulsado por exportaciones de automóviles, enseres electrodomésticos, y una enorme variedad de productos manufacturados, aunado a la tradicional exportación de la agroindustria. Es alentador el potencial que tiene el país para exportar a otros mercados no tradicionales (Estados Unidos y Canadá)”.

Mientras, Galicia mira con ilusión al futuro. Ya prevé la entrada en operación -en enero de 2016- de “un nuevo mercado eléctrico mayorista (merchant) en el sector eléctrico, lo que presupone la construcción de centrales de generación en los próximos años”. Y destaca más de 10 licitaciones convocadas por la Comisión Federal de Electricidad en el transporte del gas natural por medio de gasoductos, entre las que destacan Tuxpan (Tula), Samalayuca (Sásabe) o el suministro BCS.

Aunque Galicia insiste en un factor determinante para el éxito económico de México: el control de la delincuencia y el fin de la impunidad. Aunque le parece que “en el tema de la reforma energética, competimos con países cuyas condiciones de seguridad son mucho más graves que las nuestras”, reitera que “es importante que no nos acostumbremos a que el nivel de delincuencia es normal; debemos combatirla con mayor educación, transparencia y con un mejor sistema judicial que garantice el Estado de Derecho, cosa que dará más seguridad a los inversores”.

Y ratifica: “La impunidad es un cáncer que lastima a la sociedad y da una pésima imagen; sin embargo, confío en que estamos en un proceso de evolución en donde todas estas irregularidades se hacen públicas y falta aún el que tengan consecuencias y se haga efectivo en todos los casos el estado de derecho. A eso debemos aspirar. La sociedad tiene una obligación de exigir que así sea y a comportarse en consecuencia, pues para bailar un tango, se necesitan dos partes; y el sector privado mexicano e internacional también debe cumplir con su parte”.

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