#PanamaPapers: La doble moral internacional

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#PanamaPapers: La doble moral internacional
Fecha de publicación: 07/04/2016
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La polémica desatada por la revelación de la investigación realizada por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación sobre los patrimonios que se encuentran en paraísos fiscales y sus famosos “beneficiarios”, sería un reflejo de la decadencia de un sistema económico aberrante, destructivo y que ha llevado a la humanidad a una situación polarizada. Por un lado, tenemos un pequeño segmento de seres humanos inmensamente ricos, mientras por el otro, uno inmenso con gente extremadamente pobre.

Los instrumentos jurídicos que los abogados creamos a partir de la permisividad legal, no son ni malos ni buenos per se, simplemente son eso: instrumentos legales. Sin embargo, la responsabilidad de los profesionales del derecho reside en que facilita los deseos opacos de sus clientes, especialmente si éstos son “personas expuestas políticamente”.

Ciertamente, “los Papeles de Panamá” son el nuevo escándalo mundial, y pareciera que es un grito a voces de que el mundo entero necesita cuestionarse y desarrollar un nuevo esquema económico mundial. Para los idealistas y quienes creen en la “reivindicación humana “, esto será el inicio de un cambio global. Para los pragmáticos, simplemente es la evidencia de la “doble moral internacional”.

Me centraré en la posición pragmática que es la que mejor se puede argumentar. La hipocresía (o mejor dicho, la doble moral, para no lastimar susceptibilidades) de las grandes potencias, radica en que han querido darse un baño de honestidad y ética, demandando la investigación de los once millones de datos y que se descubra quiénes “han osado” utilizar los paraísos fiscales para “resguardar” sus fortunas, bien o mal habidas, pero no declaradas a sus respectivas oficinas de recaudación de impuestos.

Reino Unido se ha olvidado de que es el padre de los paraísos fiscales, pues a mediados del siglo pasado (en contraposición con otros países europeos, como Suiza, que creó la figura de la exoneración tributaria), estableció sus propios paraísos fiscales en algunas de las Islas del Canal, como Man o Jersey.

La gran ironía es que, por ejemplo, Jersey es el mayor exportador de banano y frutas tropicales del mundo. Por supuesto, esta isla dista de tener un clima tropical y verano perpetuo, y apenas tiene una extensión de aproximadamente 118 km2. Pero gracias a sus “bondades fiscales”, tiene uno de los ingresos per cápita más altos del mundo: 57 mil dólares.

Por otro lado, sin ir fuera de nuestro continente, los EE. UU. tiene varios territorios de baja imposición tributaria y algunas islas consideradas paraísos fiscales, que le han ayudado a neutralizar la hegemonía de Reino Unido y Suiza en las finanzas internacionales.

El famoso bufete panameño no es el único en el mundo que ha utilizado los paraísos fiscales. La satanización, desde mi punto de vista, no debería recaer en los abogados que patrocinaron las acciones legales, sino en cómo los constituyentes de esas empresas usaron esos instrumentos.

Por supuesto, algunos colegas se han prestado para facilitar transacciones opacas a cambio de dinero. Francamente, la codicia humana es el gran componente que mueve los hilos e intereses de este sistema económico. Si no hay una predisposición de las grandes potencias para normar los paraísos fiscales, con el objetivo de que los capitales regresen a sus países de origen y contribuyan así a que los gobiernos con un fuerte compromiso ético los utilicen en educación, salud, y en implementar realmente “el buen vivir”, las cosas no cambiarán y el mundo seguirá siendo un lugar hostil e inequitativo.

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