¿No sabes hacia dónde te diriges? Ve a donde brilles

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¿No sabes hacia dónde te diriges? Ve a donde brilles
Fecha de publicación: 10/05/2018
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Hace unas semanas participé en un evento de abogados latinos en São Paulo llamado “Élite” con miembros de varias firmas importantes de la región. Moderé la discusión “Una cultura para el futuro de las firmas legales” y usé como base para la charla un artículo reciente del Harvard Business Review (“Una guía de la cultura corporativa para líderes”), escrito por Boris Groysberg y otros profesores de Harvard. También realizamos una encuesta con todas las firmas presentes, para ver qué estilos culturales eran más aplicables a ese grupo de firmas.




Una revelación muy interesante fue que la cultura del propósito, donde aspirar a más es una característica distintiva, resultó ser uno de los principales estilos culturales que definen a estas firmas (según sus líderes). En una industria donde el individuo tiene tanta importancia y el principio de herding cats (arreo de gatos) es un reto constante, me pareció inusual pero muy prometedor que las firmas más importantes puedan definirse a sí mismas por su propósito compartido.


Incluso si este es más un anhelo que un hecho (lo cual fue una parte importante de la discusión), la realidad demuestra que encontrar un propósito común es difícil para los abogados, no solo por sus características individuales sino también porque es difícil encontrar un propósito que sea distinto al de sus competidores. Todos hacemos más o menos las mismas cosas. ¿Podría nuestro propósito transmitir algo distinto al mercado? Y en ese caso, ¿cuál debería ser ese propósito? Recurriré al cine para argumentar mi punto.


En el filme One day, una mujer y un hombre se conocen y tienen una atracción y conexión instantáneas y fuertes. Pero tienen miedo de este vínculo y de acercarse demasiado. Se alejan y deciden continuar como amigos, a pesar de que sus sentimientos obviamente indican lo contrario. Por muchos años, mientras continúan sus vidas siguen siendo amigos, pero temerosos de mostrar sus verdaderos sentimientos. En muy limitadas ocasiones e involuntariamente, esos sentimientos suben a la superficie y es ahí cuando sus mejores risas, palabras y miradas aparecen. En esos momentos brillan. Muchos años después finalmente reconocen que no debían ser amigos sino amantes. Se unen tan solo para ser separados nuevamente, pero esta vez por la tragedia. Parte del dolor fue reconocer todos esos años que habían perdido al no reconocer sus verdaderos sentimientos y lo que realmente los hacía brillar.


El propósito (o la visión, si lo prefieren) no es sólo una declaración general que se incluye en un brochure. Puede ser una definición estratégica de la posición que se quiere tener en el mercado, pero esa no es tampoco la raíz del asunto. El propósito tiene que ver con el destino al cual nos empuja nuestra pasión, y esa pasión se origina en lo que nos hace brillar. ¿En dónde tenemos el mejor desempeño?; ¿en qué momento nuestros equipos y abogados prosperan con emoción y compromiso?; ¿en qué momento nuestros clientes sienten la conexión especial con nosotros que deviene en satisfacción, confianza y lealtad?; ¿cuándo damos nuestras mejores risas, palabras y miradas?


Pero por supuesto, siempre hay un contexto. Esta visión romántica del propósito y de brillar puede estrellarse contra el muro de la realidad y las limitaciones. Nuestras limitaciones. Razones económicas y de mercado podrían limitar nuestra capacidad para practicar nuestra pasión y propósito.


Recientemente tuve una conversación con un socio administrador que estaba frustrado sobre cuán poco los clientes respetan el trabajo de los abogados actualmente. “Nos hemos convertido en simples proveedores de servicios, no profesionales. Así que ahora sólo me concentro en hacer dinero”.


Puedo entender estas frustraciones, pero esto suena como una receta para el aburrimiento y el fracaso. No obstante, el contexto no dicta nuestro propósito y pasión. Estos son los que nos definen como organizaciones (e individuos). Una vez que respondemos al llamado de nuestra pasión y lo que nos hace brillar, podemos lidiar con contextos y limitaciones. Con frecuencia, los abogados son demasiado conservadores, así que se amilanan y prefieren permanecer en sus áreas de confort. Quizás nos iría así, sin duda implica tomar menos riesgos, pero ¿es esta una vida profesional valiosa y que merezca la pena?


Las firmas realmente exitosas encontraron una pasión que se convirtió en un propósito que las hizo brillar. Eso requiere valentía y honestidad, salir de las áreas de confort y lidiar inteligentemente con las limitaciones del contexto. El éxito y la satisfacción surgen de la verdadera pasión y el propósito. Llegamos a eso cuando brillamos.


Así que no te limites a una simple amistad tan sólo porque tengas miedo. Si tus mejores risas, palabras y miradas vienen con el amor, ve por eso. Serás lo suficientemente inteligente para manejar el contexto y las limitaciones. Ve a donde brilles. Y no esperes mucho.

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