Nicolás Brause
Nicolás Brause, colíder del área de litigios, se estrena como socio en Jiménez de Aréchaga, Viana & Brause. Sí, el Derecho es su herencia natural y se enorgullece de ello. Su amor por la familia también lo heredó.
Hoy se revela a través de sus respuestas en nuestro Cuestionario LexLatin.
–¿Por qué decidió hacerse abogado?
–Supe que sería abogado desde siempre, desde mis primeras discusiones con las maestras y mis hermanos mayores. Nunca me lo cuestioné.
–¿Puede indicarnos una meta a mediano plazo?
–En lo personal, seguir encontrando tiempo para disfrutar de mis niños; y en lo laboral, lograr plasmar las estrategias empresariales que hemos trazado aquí en el estudio.
–¿Puede decirnos a quién admira como mentor (o un abogado que admire) y por qué?
–En mi familia los abogados son amplía mayoría: mi padre, ambos abuelos paternos, mi hermana, dos tíos, varios primos de ambos lados, ahora también sobrinos… ¡Encima también mi suegro y dos de mis cuñadas son abogadas! Pero entre todos, la admiración mayor es para mi padre Alberto Brause y mi abuelo Eduardo Jiménez de Aréchaga, enormes genios a nivel profesional, que también contribuyeron a la sociedad ocupando varios cargos públicos de relieve y que siempre encontraban tiempo para pasar con sus familias. ¡No sé cómo lo hacían!
–¿Puede indicarnos una película o libro que recomendaría a los estudiantes de Derecho?
–Leí casi todo de Grisham (mejor en libros que en película), recomendable. Pero si tengo que aconsejar a estudiantes diría: “Aprendan de historia porque entender la realidad es el primer deber del abogado”.
–Si no fuese abogado, ¿cuál profesión hubiese escogido? ¿Por qué?
–Fuera de sueños de niño (jugador de fútbol), me hubiera gustado mucho ser profesor. Dar clase es muy reconfortante.
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