Obama y Castro, más cerca de la normalización de relaciones

Obama y Castro, más cerca de la normalización de relaciones
Obama y Castro, más cerca de la normalización de relaciones
Fecha de publicación: 23/03/2016
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Dos cosas curiosas que se han repetido en los medios ad infinitum en la última semana: El hecho de que Barack Obama sea el primer presidente estadounidense en 88 años que visita Cuba y el hecho de que hace unas cuantas décadas Fidel Castro dijo que la isla se relacionaría de nuevo con el gigante del Norte cuando el Papa fuera latinoamericano y Estados Unidos tuviera un presidente negro.

Ambas cosas han ocurrido y las expectativas solo se han disparado. Por ahora, resaltan varios detalles de la corta visita del mandatario estadounidense a la isla antillana: uno de ellos (y uno de los primeros en hacerse público) fue que poco antes de la llegada de Obama, este domingo 20 de marzo, fueron detenidos varios disidentes cubanos, pertenecientes a las Damas de Blanco, que protestaban contra los Castro. La detención de cerca de 100 protestantes fue captada por los medios internacionales que esperaban la llegada del mandatario.

En esa oportunidad y de acuerdo con Elizardo Sánchez, portavoz de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN), la represión era contraproducente. Sánchez fue uno de los opositores con los que Obama se reunió este martes, en la embajada estadounidense.

De acuerdo con analistas, la visita de Obama no se hizo enmarcada en un contexto de exigencia de cambios políticos sino como un proceso diplomático en el que debía avanzarse para lograr el restablecimiento de relaciones entre ambas naciones.

Poco después de pisar tierra cubana, el Jefe de Estado norteamericano aclaró que su visita era parte de un plan para interactuar con el pueblo cubano y dar un paso más en la normalización de las relaciones bilaterales.

La visita de Obama incluyó un discurso conjunto, una reunión entre ambos mandatarios (en la que estuvo ausente Fidel Castro) y reuniones varias con disidentes y empresarios nacionales, además de la asistencia a un partido de béisbol.

El primer día

El presidente norteamericano llegó a la isla acompañado por su esposa, sus hijas, su suegra y la comitiva oficial, que incluía a John Kerry, su secretario de Estado. En el aeropuerto fue recibido por el ministro cubano de Asuntos Exteriores, Bruno Rodríguez, y otros diplomáticos.

Durante la jornada, Obama habló con los empleados estadounidenses en la embajada de la nación en La Habana, recorrió el casco viejo de la capital antillana junto a Eusebio Leal, historiador, y conversó privadamente con el cardenal Jaime Ortega.

El lunes, John Kerry, en un acto inédito, se reunió con los negociadores del gobierno de Juan Manuel Santos, de Colombia, y representantes de las FARC por separado. Con ambas partes discutió la importancia de alcanzar un acuerdo, se conoció que en un comunicado del grupo guerrillero exigía que Estados Unidos las considerara una fuerza política en vez de una organización terrorista. Por su parte, el jefe de la delegación negociadora, Humberto de la Calle, aseveró que la reunión fue productiva.

El segundo día

Obama inició el día con una ofrenda floral al monumento a José Martí. En el Gran Teatro de La Habana ofreció un discurso y luego una rueda de prensa junto a Raúl Castro, en la que un periodista preguntó por los presos políticos, a lo que el presidente cubano prometió liberarlos si le daban la lista de los supuestos presos políticos.

En su discurso, Obama usó un tono conciliador a lo largo del cual habló sobre la democracia y la fortaleza que ofrece a las naciones que la adoptan. Así mismo, dijo que no pretendía imponer un cambio político sino impulsar una evolución en las relaciones y en la dinámica de la isla. Dijo que quería enterrar definitivamente la Guerra Fría y crear puentes.

Un juego de béisbol lo cerró todo

Un partido de béisbol entre la selección cubana y los Tampa Bay Rays de Florida cerró la visita oficial. En el encuentro, Obama y Castro se sentaron uno junto al otro y se hicieron acompañar por casi 50 mil personas en el Estadio Latinoamericano.

A lo largo del juego, Obama y Castro hablaron animadamente, lo cual hizo ver que la aparente frialdad con la cual se trataron a lo largo de la visita no continuaría hasta el final del encuentro. En el juego estuvieron presentes las comitivas oficiales de cada dignatario, incluidas sus familias. Por su parte, John Kerry y Bruno Rodríguez también se mostraron amistosos el uno con el otro. 

La visita concluyó cuando Obama fue despedido por Castro ante la puerta de su avión, el Air Force One.

 
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