Ignacio Monge responde el Cuestionario LexLatin

Ignacio Monge es el nuevo consejero sénior de Batalla. Luego de una amplia trayectoria en Pacheco Coto, decidió adherirse a su nueva firma por ser “reconocida y de enorme trayectoria en el mercado local e internacional”, y con el propósito de continuar “el posicionamiento como firma élite regional”.

Con todo detalle quiso compartir sus respuestas a nuestro Cuestionario LexLatin.

–¿Por qué decidió hacerse abogado?

–Es una pregunta valiosa que todo profesional debe meditar en algún momento, y ciertamente algunos alumnos me lo han planteado. Vengo de una familia de hoteleros y empresarios, soy el único abogado. Escogí esta carrera porque precisamente llevo muy presente el hospitality y servicio al cliente. Intento aplicar la ideología Franciscana y La Sallista del “saber para servir a los demás”.

Creo que esta profesión es apasionante y muy práctica, no solamente por la amplia gama de áreas de especialidad, sino también por la oportunidad de apoyar a distintas personas y por la evolución normativa que obliga a cada abogado a ser creativo, salirse de su zona de confort y estar en una actualización y estudio constantes. El Derecho no es una ciencia exacta ni contiene fórmulas automáticas, cada caso es distinto y debe analizarse y estudiarse de forma muy seria. No debemos olvidar que detrás de cada caso o expediente hay personas que requieren una solución y una debida atención profesional.

–¿Puede indicarnos una meta a mediano plazo? 

–En realidad tengo varias metas, tanto a corto como a mediano plazo. Desde el punto de vista académico, voy a retomar mis lecciones de Posgrado y Maestría en Derecho Comercial a estudiantes, jueces, funcionarios, abogados y Notarios Públicos. Igualmente, continuaré escribiendo libros y artículos jurídicos, así como seguir apoyando como miembro activo de la Comisión Civil y Mercantil y de la Comisión de Excelencia en el Colegio de Abogados y Abogadas de Costa Rica.

Desde el punto de vista profesional, sin duda mi meta es trabajar arduamente para continuar nuestro posicionamiento como firma élite regional, siempre dando un valor agregado a nuestros clientes desde la división corporativa y concretando muchas oportunidades de negocios. Creo además que algunas otras firmas han descuidado mucho a los emprendedores, pequeños y medianos empresarios, los cuales también merecen mucha atención. Tengo mucha energía y optimismo para ejecutar estos planes.

–¿Puede decirnos a quién admira como mentor (o un abogado que admire) y por qué?

–He tenido la dicha de trabajar junto a excelentes colegas que me han dejado aprendizaje, ya sea en buenas o inclusive malas experiencias.

Podría mencionar a Hernán Pacheco Orfila, con quien compartí y aprendí por casi una década y quien amablemente colaboró con el Prefacio de mi más reciente obra jurídica Curso de Derecho Comercial.  Igualmente, al Dr. Álvaro Hernández Aguilar, de quien aprendemos mucho sobre temas civiles y comerciales (desde la óptica sustantiva y procesal) en la Comisión Civil y Mercantil del Colegio de Abogados y Abogadas.

Destaco también a Alejandro Batalla Bonilla, quien ha resultado ser un mentor para todos nosotros en la firma, aunado a su espíritu emprendedor y de servicio. Sin duda, Alejandro fue una de las principales razones para mi toma de decisión final de unirme al equipo.  Finalmente, no podría dejar de lado a mi tío Agustín Monge Puig, quien es piloto, artista y empresario visionario y con un alto tacto para dar buenos consejos personales y de negocios.

–¿Puede indicarnos una película o libro que recomendaría a los estudiantes de Derecho?

–Para los estudiantes e inclusive abogados que deseen incursionar en el área del derecho privado en general, siempre recomiendo como lectura obligatoria el Tratado Elemental de Derecho Comercial, del autor francés Georges Ripert, y el Curso de Derecho Mercantil, de los autores Boris Kozolchyk y Octavio Torrealba.

Respecto a producciones cinematográficas, recomendaría dos clásicos: ¿Vencedores o vencidos?, el juicio de Nuremberg, de Stanley Kramer; así como la trilogía completa de El Padrino, de Mario Puzo y Francis Ford Coppola.

–Si no fuese abogado, ¿cuál profesión hubiese escogido? ¿Por qué?

–Quizás me hubiese inclinado por ser músico profesional. Me apasionan los instrumentos rítmicos y de percusión. Y aunque muchos no lo crean, la percusión y el Derecho requieren aplicar aptitudes muy similares de disciplina, estructura, estudio, lectura, coordinación, comunicación y creatividad.