Sobre abogados, el Mundial y la energía de las causas comunes

Sobre abogados, el Mundial y la energía de las causas comunes
Sobre abogados, el Mundial y la energía de las causas comunes
Fecha de publicación: 22/07/2018
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“Y si estoy cansado de gritarte, es que sólo quiero despertarte. Rasguña las piedras, Sui Generis”.

Cualquier persona que, como yo, haya estado en Rusia para el Mundial (especialmente durante las primeras dos semanas), estará probablemente de acuerdo conmigo en que ha sido un evento espectacular. El fútbol fue solo una excusa para mezclar a miles de personas de todas partes del mundo para compartir una causa común: disfrutar de este deporte más allá de preferencias nacionales. La imagen de las calles de Moscú llenas de grupos vistiendo sus camisetas nacionales de fútbol como atuendos normales, cantando, bebiendo, riendo y básicamente celebrando toda la alegría del fútbol y la vida, fue una experiencia que difícilmente olvidaré.

Es interesante que en ciudades cosmopolitas como Nueva York, Londres y similares, la gente se mantenga ausente e indiferente ante los demás, probablemente tan solo para soportar el impacto avasallador de las grandes masas. En Rusia fue diferente. Caminamos por las calles saludándonos, deseándonos buena suerte en el próximo partido o deteniéndonos para conversar un poco. Fue una hermandad espontánea en torno a una causa común.

¿Será demasiado absurdo intentar hacer una comparación entre los abogados y el Mundial? Quizás, pero no si vemos más allá. Para sustentar mi argumento, usaré la ayuda de un filósofo del que seguro han escuchado hablar: Immanuel Kant. Por favor permítanme citar un párrafo (rara vez lo hago) del ensayo de Kant, “Idea para una historia universal”

El medio que la naturaleza emplea para desarrollar las capacidades innatas, es el del antagonismo dentro de la sociedad, ya que eventualmente este antagonismo se transforma en un orden social gobernado por la ley. Al hablar de antagonismo, me refiero en este contexto a la “sociabilidad asocial” del hombre, es decir, a su tendencia a unirse en una sociedad, aunada no obstante a una continua resistencia que constantemente amenaza con destruir esta sociedad. Esta proclividad obviamente se basa en la naturaleza humana. El hombre está inclinado a vivir en sociedad, porque en este estado se siente más hombre, es decir, se siente capaz de desarrollar sus talentos naturales. Pero también tiene una gran tendencia a vivir como individuo, a aislarse, porque también encuentra en sí mismo la característica asocial de querer dirigirlo todo de acuerdo a sus propias ideas."

Al parecer esta “sociabilidad asocial” está presente en todos nosotros, no es sólo un problema presente entre los abogados. Pero mi punto es que, cuando los abogados se unen para trabajar en proyectos comunes, dícese, una firma legal, la parte “asocial” de la ecuación parece cobrar una importancia desproporcionada. El “ambiente de desconfianza” en firmas legales (sabiamente descrito por David Maister) exacerba el elemento individual y hace más difícil apreciar las ventajas de una tarea conjunta. Es cierto que los servicios profesionales tienen un componente individual necesario que necesita ser protegido e incluso estimulado. El concepto de “co-opetencia” que mencioné en un artículo anterior, se refiere a la realidad del talento individual destacando en un contexto tanto competitivo como colaborativo. Pero con frecuencia repito que las nuevas condiciones del mercado, impactadas por la globalización y la innovación, requieren una nueva perspectiva colaborativa donde se obtengan soluciones y resultados del trabajo de equipos de alto desempeño, íntimamente organizados y coordinados.

Mis ideas y recomendaciones sobre estos tópicos se basan usualmente en una perspectiva estratégica de acuerdo a los retos que el nuevo mercado está presentando a las firmas legales. Pero hoy, con el Mundial aún fresco en mis sentidos, preferiría presentar una perspectiva más intuitiva, emocional y primitiva: la de nuestra naturaleza social y gregaria. Muchos de nuestros sueños y energías están dirigidos hacia esos horizontes. Cuando los proyectos se comparten con otros desde su nacimiento, a través de su desarrollo y cumplimiento, la emoción es distinta, la energía es más poderosa y la alegría del éxito es mucho más fuerte. Todas las historias importantes y significativas que he escuchado sobre firmas legales (incluyendo las mías) son siempre experiencias compartidas, tanto las difíciles como las placenteras. Incluso propondría afirmar que no podemos lograr nada importante solos.

Como indica Daniel H. Pink, un experto mundial en motivación, en “La sorprendente verdad sobre qué nos motiva”:

Las personas más profundamente motivadas -sin mencionar las más productivas y satisfechas- enfocan sus deseos en una causa más grande que ellos.”

Esta causa mayor no necesita siempre ser un objetivo universal de la raza humana. Podría ser cualquier cosa que una deseos y energía en la misma dirección. Si enfocamos profesionalmente lo mejor de nuestra energía personal y deseos hacia nuestras metas personales, no sólo crearemos firmas legales y servicios más pobres para los clientes. Aún peor, perderemos la oportunidad de experimentar la emoción de un proyecto común con nuestros colegas, en el que los objetivos compartidos sean la esencia de nuestros esfuerzos y preocupaciones colectivos. Necesitamos mejorar nuestro cóctel de “sociabilidad asocial” para aumentar el espacio interno y externo para los aspectos compartidos de nuestra carrera profesional. El Mundial me recordó de forma simple y hermosa lo mejor que se ve todo cuando los seres humanos se unen en un propósito común.

Sí, lo sé. Puedo ser bastante insistente e incluso obsesivo cuando me gusta una idea o quiero algo con suficiente ahínco. Trato de encontrar historias, películas, canciones o lo que sea que tenga a mano para presentar mis argumentos. A diferencia de la canción de Sui Generis, no me canso e intento no gritar, pero seguiré haciéndolo. ¡Sólo quiero despertarlos!

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