El futuro de la abogacía

El futuro de la abogacía es muy distinto a la realidad que conocemos hoy. Tiene mucho de comunicación y de tecnología, de rutina y de procesos, de eficiencias y competencia, y mucho menos de… abogacía.

El avance de la tecnología está impactando hoy, al menos, en dos frentes:

Por un lado, en los clientes, porque les habilita un acceso a la información jurídica igual, o incluso superior, al de sus asesores legales. Por el otro, en el trabajo profesional, porque de la mano de la inteligencia artificial ya hay plataformas online cada vez más accesibles y comprensibles, que permiten obtener resultados mejores que los que consigue un abogado.

Además, se pueden medir tiempos de respuesta, tasas de victorias judiciales, de contratos incumplidos, de cláusulas utilizadas, de due dilligence con grietas, permitiendo la contratación de servicios profesionales con algo de racionalidad web.

Los tribunales también están en jaque, más considerando que buena parte de la población mundial no accede a las instituciones judiciales.

Nada menos que en Finlandia se estima que el 20 % de la población queda afuera de la “administración de justicia”.

Aparecen, entonces, sistemas que desplazan al jurídico como orden social de referencia, con resoluciones en tiempos prácticamente reales y a costos prácticamente cero, con jueces dispersos trabajando de manera remota en la blockchain.

En este escenario, cobra mayor fuerza la demanda agregada de servicios legales, que frente a una oferta descomunal acrecienta su poder de negociación.  Se suman las discordancias entre los tempos sociales y jurídicos, y su necesidad de respuestas y soluciones YA.

Así, la competencia tiende a crecer a niveles desconocidos, y la comunicación (incluyendo al marketing) se vuelven indispensables.

Tenemos entonces la necesidad de sobresalir en un mercado complejo, cambiante y saturado de oferentes, e igualmente, la exigencia de la demanda de entender lo que contrata, de comprender lo que paga, lo que se le reclama y hasta aquello a lo que se la condena.

El derecho a comprender, por un lado, y el juego de oferta y demanda, donde ofrecen servicios legales ya no solo abogados sino también algoritmos de computación, plantean una serie de desafíos que ya están en la puerta de nuestros despachos.

Estos y otros temas, con referencia a las herramientas respectivas, son los que se tratan en el nuevo ebook #Elfuturodelaabogacia, disponible en http://articulouno.com/el_futuro_de_la_abogacia.pdf