Ganar a la desigualdad es ganar para la firma

Ganar a la desigualdad es ganar para la firma
Ganar a la desigualdad es ganar para la firma
Fecha de publicación: 23/10/2017
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Odalys Troudart cuenta que de pequeña su padre le dijo “estudia porque eres mujer y eres negra”, palabras a las que le encontró sentido cuando llegó a la vida adulta. Yuri Moreno, por su parte, fue criado con mucho esfuerzo por su madre, quien fue primera bailarina del Ballet Nacional de Panamá, profesora de la Escuela Nacional de Danzas, y tuvo siempre dos o tres trabajos para poder pagar a sus hijos la mejor educación.

Las historias de Odalys y Yuri se alejan de las de ese perfil del abogado - más privilegiado - que siempre supo que iría a la Universidad, haría una maestría y tendría asegurado el éxito profesional. Estos abogados panameños de la firma Arias tuvieron que sortear las dificultades propias de quienes nacen en el seno de la desigualdad, y buscar la manera de desarrollar sus carreras universitarias mientras hacían largas jornadas laborales para costear sus estudios.

La “desigualdad” se ha convertido en uno de los puntos focales del discurso contra la pobreza en América Latina. La región conoce sus problemas y los desafíos para seguir creciendo. Y esto no es algo que solamente percibimos en la calle, sino que la desigualdad social, además, está en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Mientras que las crisis humanitarias crecen y se multiplican como el virus más contagioso de este siglo, desde el sofá de casa y viendo las noticias nos preguntamos muchas veces “¿qué puedo hacer yo?”.

No venimos a cargar a ninguno de nuestros lectores o lectoras la ardua tarea de acabar con la desigualdad social en “la región más desigual del mundo”. Sí venimos, sin embargo, a exponer nuevos planteamientos que revolucionen la adquisición y retención de talento en las firmas, a través  de las historias de Odalys Troudart y Yuri Moreno, de Arias. 

El factor humano como competencia

Como decíamos, no podrá encargarse el sector legal de acabar con el hambre y la pobreza en el mundo, pero sí podrían replantearse los criterios que se utilizan para contratar a los abogados junior de las firmas. ¿Qué podría hacer la industria de la abogacía para generar oportunidades para gente de menos recursos? En la conversación surgen varias ideas: explorar el trasfondo de las personas a las que se contrata, hacer un trabajo de reconocimiento a la diversidad e identidad, y crear fondos para becas, son algunos de los ejemplos planteados. 

 


Odalys Troudart

 

“Una de las principales herramientas que tenemos es la educación. Mientras cada uno de nosotros no reconozcamos nuestras raíces y nuestra identidad, estamos perdidos. Somos una mezcla enriquecida de raíces culturales, étnicas y lingüísticas”, Odalys hace una parada para referirse a un estudio realizado sobre el ADN nativo y actual de Panamá. Le llama la atención que haya un alto porcentaje de presencia genética indígena y que, sin embargo, las personas tiendan a decir que no se consideran negras o indígenas:

 

Tenemos en primer lugar un problema de identidad cultural. Habría que buscar una base de datos distinta. No necesariamente todas las personas que van a universidades prestigiosas son las únicas que se desempeñan en la profesión. En la Universidad de Panamá vas a encontrar un amplio porcentaje de personas de diferentes segmentos de la sociedad, desde el punto de vista económico y social. En otras universidades quizás se limita un poco más. Hay que buscar bases de datos donde la fuente sea más diversa para encontrar el factor humano.

Al respecto, Yuri añade que una buena iniciativa sería crear fondos de becas para estudiantes que tengan talento. Cuenta que las firmas contratan pasantes, “pero muchas veces no nos detenemos a profundizar en la vida de cada una de estas personas, que suelen tener mucho talento pero muy pocos recursos.”

Pensando en las cuestiones que una firma debería preguntarse cuando contratan a sus pasantes, Yuri concluye lo siguiente:

 

Algunas de las preguntas que deberíamos hacer son: ¿Cómo hacen para desplazarse a la Universidad? ¿En qué horario estudian? ¿Tienen recursos para libros? Muchos de estos chicos necesitan más incentivos económicos para no dejar la carrera. Se cuestionan el seguir trabajando y se pierden así grandes abogados.

Además de todo esto, es un hecho que las desigualdades se cruzan. Unas de las peores combinaciones es la mezcla de desigualdad racial con desigualdad de género. Odalys siente que a pesar de la evidente diversidad cultural de América Latina todavía prevalece la discriminación racial. Afirma que “no solo hay que ver el tema racial, hay que ver el tema de género. Está universalizado el que a las mujeres nos paguen menos. Usualmente para el mismo cargo, probablemente con muchos más créditos, los salarios tienden a ser más bajos. Cuando no eres blanca, toca hacer cuádruples esfuerzos para lograr reconocimiento y respeto”.

En la misma línea, otro de los motivos a los que Yuri apunta cuando piensa en quienes no pudieron lograr su sueño de carrera es el de la imposición de roles:

 

Es complicado que las mujeres puedan empezar una carrera. Tienen hijos y asumen roles y responsabilidades. Eso, sumado a condiciones económicas difíciles, hace que sean las primeras candidatas a abandonar una carrera a pesar de tener mucho talento.

Derecho y el derecho a elegir

Odalys Troudart se incorporó a Arias en el 2016 como abogada asociada en la práctica de Derecho Administrativo. Así mismo, tiene experiencia como abogada en materia civil y comercial. También ha asesorado a clientes en las industrias financiera, pesquera, de aviación y de construcción. Sobre su idilio con el Derecho cuenta que fue circunstancial, aunque siente que fue una gran oportunidad. 

“La verdad es que mi sueño era estudiar Medicina. Por circunstancias de la vida terminé estudiando Derecho, pero no me arrepiento porque me encanta mi carrera y la he disfrutado mucho”. Así lo cuenta cuando preguntamos sobre los balances que toca hacer en el momento en que las opciones son mucho más reducidas. Yuri Moreno terminaría en Arias tras un largo recorrido. Fundó Moreno, Márquez & Preciado, firma en la que trabajó unos 10 años. Después se separó y creó, por dos años más, Moreno Vásquez & Asociados, para finalmente incorporarse como socio de Arias, en 2016. Según la firma, entre sus funciones está la de propiciar nuevos negocios y atender clientes en asuntos corporativos y de derecho administrativo. 

 


Yuri Moreno

 

Mucho antes de todo aquello, en su tercer año de carrera, Yuri empezó a trabajar como asistente legal. Asistía a la universidad de 6:50 a 8:30 a.m., trabajaba el resto del día y regresaba a la universidad en la noche para cumplir con el plan de estudio completo y mantener la beca con la que estudiaba. ¿Cómo se hace frente a tanta presión y trabajo cuando no se tiene suficiente experiencia? Responde:

 

En ese momento uno tiene muchos deseos de salir adelante. La verdad es que si miro hacia atrás, no sé cómo lo hice. Fue difícil, pero realizable. Es tal vez un mensaje que pudiera dejar a cualquier chico que esté en la misma situación. Que no se deje intimidar. Todo el mundo atraviesa situaciones difíciles, se trata de hacer frente y convertir esos retos en oportunidad.

Los jóvenes universitarios que se autoabastecen para lograr completar sus estudios se enfrentan desde una edad muy temprana a situaciones que pueden darse posteriormente en su desarrollo laboral. Abogados como Yuri Moreno y Odalys Troudart aprendieron desde aquellos años en los que estudiaban lo que era llevar a cabo tareas bajo presión y rindiendo cuentas para no perder la beca con la que financiaban sus carreras.

Yuri recuerda que “en ese momento tenía mucha autodisciplina. Tenía que cuadrar muy bien mi día para que las horas fueran provechosas. Obviamente tuve que sacrificar muchas salidas propias de la edad, pero era eso, o eso. Estudié Derecho porque fue lo que me permitió la beca que me otorgaron. Yo quise ser biólogo marino, pero esa carrera no se ofrecía en Panamá y mi madre no tenía recursos para enviarme fuera. Siempre me gustó la imagen conocida en la TV del abogado defensor. No me disgustó estudiarla, pero fue la necesidad que se unió con la oportunidad y hoy no me arrepiento de haberlo  hecho.”

¿Cómo se aprovechan mejor ese legado y capital humano? Yuri cuenta que su experiencia de vida le ha ayudado a valorar a las personas y le ha dado la oportunidad de codearse con todos los estratos sociales. “Uno aprende a valorar a las personas que hacen esfuerzos personales y a darse cuenta de que sí se puede”.

Teniendo claro que Troudart y Moreno representan un largo y trabajoso camino para lograr el éxito profesional al que habitualmente solo llegan ciertos sectores en América Latina, la importancia de su legado no se puede obviar. Las circunstancias han estado y han de estar presentes en sus vidas para contribuir a disminuir la brecha de la desigualdad social. Odalys está pensando en colaborar con alguna organización que luche por mejorar la vida y dignidad de las personas de pocos recursos, ahora que se siente “con más experiencia y disposición”. Yuri por su parte perteneció al club cívico Activo 20-30. Esta formación tiene capítulos en toda América Latina y a ella pertenecen jóvenes profesionales entre los 20 y 30 años. Hace mención a la importante labor de este club:

 

Su foco principal es hacer obras sociales en beneficio de la niñez. Ese club ha hecho obras maravillosas. Llegué a presidirlo y también presidí la Fundación Activo 20-30, que es la que canaliza los recursos. Dentro de todo eso y mi propia vicisitud personal - falleció mi esposa - uno saca el tiempo. No sé cómo, pero se hace y cuando uno lo logra es doble la satisfacción.

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