En esta conversación con el socio fundador de la firma mexicana Gloria Ponce de León & Hernández, iniciamos una serie de entrevistas con abogados y abogadas emprendedores. Además de repasar los puntos débiles de la nueva ley Fintech, despejamos algunos de los interrogantes que coparon el debate electoral antes de conocerse la victoria de AMLO. Por supuesto, también hablamos del TLCAN y de Trump.
— ¿Qué opina del nuevo marco regulatorio que se ha abierto con la sanción de la ley Fintech?; ¿cree que el consumidor se va a ver bien protegido contra el fraude y el mal uso de datos personales?
— La ley es muy ambiciosa en la forma en la que fue publicada, aunque sigue habiendo muchos puntos sin resolver que debieran ser cubiertos con la reglamentación secundaria, la cual apenas se está preparando. Uno de los puntos más importantes es definitivamente el tratamiento de datos, además de los mecanismos de protección al usuario de servicios financieros. En México hay un par de órganos garantes en ambos casos: Condusef para servicios financieros y el INAI para el tema de protección de datos.
Hoy por hoy el marco regulatorio publicado no da respuesta concreta a las particularidades de protección que demanda el sector Fintech. La velocidad e instantaneidad, hablando por ejemplo de la transferencia de datos, tendrá que contemplarla, porque el marco actual no satisface esa necesidad de protección. Probablemente de forma subsidiaria eso pueda protegerse con la reciente publicación del RGPD, pero no hay una legislación mexicana como tal que satisfaga eso.
— ¿Podría esta nueva regulación hacer de México un referente tecnológico en América Latina?
— Sí, definitivamente. México es el segundo país con más fintechs del continente, entiendo. En ese sentido, creo que la legislación está hecha para incentivar que el país se convierta en un verdadero Hub. En el único punto en el que han sido particularmente cautelosos ha sido en el tema de las criptodivisas. Por lo demás, creo que la forma en que se ha legislado es bastante funcional y que puede detonar más financiamiento para el sector, dando más certidumbre tanto al inversionista como al usuario.
— ¿Cuáles son las claves para que una startup tenga buena proyección en México?
— La parte más importante - y es algo que habitualmente obviamos - es la validación del mercado, es decir, conocer tu oferta y tu valor. Para eso hay varios mecanismos, más allá de un estudio de mercado. Hay varias plataformas que dan soporte.
En resumen, para poder tener proyección hace falta un equipo que te ayude a cubrir las diferentes aristas del emprendimiento, que tiene un punto central: ese punto de validación de mercado.
— Como abogado muy orientado al sector de los negocios, ¿qué sectores e industrias cree que tienen más potencial de crecimiento en este momento?
— El Gobierno electo ha hablado de una desconcentración administrativa, de reubicar algunos ministerios y secretarías de Estado en ciudades distintas a la Ciudad de México. Si ese punto se lleva a cabo, el principal sector que se va a ver incentivado es el inmobiliario. En el Estado de Aguascalientes ya hay un ejemplo. Hasta allí se mudaron las oficinas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Se vio de forma muy clara que alrededor de esa mudanza, hubo más infraestructura e inversión. Más gente empezó a vivir allí, lo cual aumenta la demanda de vivienda, de infraestructura y por ende la inversión.
Apostaría por el sector inmobiliario, si parte de la mudanza incluye mover algunos de los reguladores. Definitivamente, las empresas del sector energético tendrán interés en tener oficinas en esos lugares. Es un sector que ya tiene algo de tiempo creciendo de forma sostenida.
— ¿Nos puede hablar de sus propios emprendimientos y experiencia en el mundo de las startup?
— Nuestra startup se llama Ciserus, es una plataforma para automatizar la generación de contratos. Hace algunos años con mi socia identificamos una necesidad. Existen muchos contratos que se hacen sin negociación y que lo único que requieren es cambiar los datos. Están muy presentes en industrias como la financiera. Tienes mucho volumen, pero realmente el cambio de contrato es mínimo o nulo, más allá de los datos de la contraparte. Sin embargo, alguien los tiene que hacer. El costo es inmenso, tanto para el abogado como para el cliente, porque dedicas tiempo que podrías invertir en otras cuestiones. Esta herramienta no sustituye al abogado, eso es importante. Simplemente haces la carga del documento con los escenarios de negociación admisibles por el abogado. Tu usuario final, que puede ser o no un abogado, contesta en un cuestionario en donde en base a un árbol de decisiones, el documento se va creando.
El proyecto parte de la experiencia de los tres socios. Creo que mucha gente tiene la inquietud de saber que las cosas se pueden hacer mejor. Fue así también que nosotros creamos nuestra propia oficina. Nuestros tres valores son innovación, confianza y resultados. Innovación lo pusimos en primer lugar, precisamente porque creemos que las cosas siempre se pueden mejorar.
El tema de reclutamiento para nosotros es muy importante, algo que al menos en el mercado mexicano no es tan común. Consideramos que tenemos dos audiencias que satisfacer: nuestros clientes y nuestros abogados. Satisfacer a nuestros equipos es ofrecer un plan de carrera transparente, una evaluación constante por proyecto.
— Hemos visto que actualmente también trabaja para la FIFA. ¿Cuál es su rol en esta organización?
— En derecho deportivo he trabajado desde el año 2006 aproximadamente. Trabajé muchos años con el club Tigres. Derivado de esa experiencia he tenido contacto con la FIFA y algunos organismos.
El proyecto actual en el que trabajo tiene que ver con la profesionalización del deporte. Se basa en poner estándares para que se cumplan y no cualquier persona o grupo económico pueda tener un club de fútbol sin previamente haber acreditado estándares de infraestructura, solvencia moral, solvencia económica, etcétera.
La otra vertiente donde yo estoy colaborando es en la de instaurar tribunales arbitrales especializados dentro del marco de cada federación miembro de FIFA. La gran mayoría o no tienen nada para resolver disputas entre clubes y jugadores, o lo que tienen no cumple con un mínimo de estándares del derecho suizo. Yo soy el project manager de esta iniciativa para las Américas.
— Parece que la nueva administración comienza con mejor sintonía de la que se podía esperar en el mundo empresarial. ¿Qué expectativas cree que puede tener el mundo de los negocios con el giro político que ha tomado México?
— Antes de las elecciones había mucha incertidumbre por AMLO. Él ha venido suavizando el discurso y se ha puesto muy conciliador, sobre todo con el sector empresarial. Esto, sumado a que México es un país de instituciones sólidas, creo que posibilita que el empresario espere certidumbre, porque su inversión va a estar protegida por este marco institucional. Algunas de las iniciativas del Gobierno se escuchan demasiado ambiciosas, pero otras son viables.
Creo que al menos en los dos primeros años, en índices macro sí va a haber una mejora sustancial. Más allá de eso, el panorama geopolítico limita mucho los esfuerzos que la administración pueda ejecutar. La renegociación del TLCAN es un punto que va a incidir y ahí, la decisión no es solo de México, sino que es tripartita. Esta “guerra comercial” - que por el discurso parece que EE.UU. quiera empezar - y las presiones inflacionarias también repercuten casi de inmediato en México. Esas son las amenazas externas, pero más allá de eso, en México hay certeza institucional.
— En su opinión, ¿qué políticas económicas deberían permanecer y cuáles debería reformar AMLO para que el crecimiento económico en México sea mayor?
— Una política conceptual que ha planeado y no ha logrado aterrizarse es la asistencia al emprendedor. Hay una serie de programas muy superficiales dedicados a temas de startup. Creo que debería ampliarse, más allá del tema tecnológico. Los micros y las pymes de este país son las que emplean a más del 80% de los mexicanos. Además de eso, lo que veo es que necesitamos tal vez una simplificación fiscal. El sistema que tenemos en México es bastante complicado y burocrático, algo que únicamente complica que el contribuyente cumpla y que por ende afecta a la recaudación.
— Pensando en las incertidumbres que rodean las negociaciones del TLCAN. ¿Qué margen de maniobra tiene realmente México frente a la ambigüedad de la administración Trump? ¿Cuál sería el mejor y peor de los escenarios para el país?
— Creo que la ambigüedad de EE.UU. se va a terminar después de noviembre. Pienso que este tema es parte de la campaña para la renovación del Congreso y que una vez pase, debería retomarse el ambiente para renegociar de forma seria. Aunque el presidente electo dijo que no va a cambiar el equipo negociador, creo que México debería esperar a que pase el ruido de campaña. Después de eso confío en que no se vaya a terminar el tratado.
Creo que va a haber cambios, pero es tal el punto de simbiosis de las economías, que el coste político haría casi imposible que no se renegocie. El mejor escenario para México sería que logre cuidar muy bien el tema de las reglas de origen, para que no se frene a la industria automotriz. El peor sería definitivamente que terminara el tratado. Las reglas de la OMC serían suficientes para, en términos generales, seguir haciendo funcionar el comercio exterior entre los dos países. Pero el peor escenario sería que EE.UU. salga de la OMC. La semana pasada hubo un par de tuits al respecto. Entonces sí, la industria e inversión extranjera no solo se detendrían, sino que se reubicarían en algunos sectores.
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