Jaime E. Trujillo Caicedo“Fue un resultado inesperado”, Jaime Trujillo, socio de Baker & McKenzie y chair del Latin America Mergers & Acquisitions Practice Group de la firma, no esconde su desilusión. Como muchos colombianos, Trujillo esperaba que el resultado del plebiscito para aprobar el Acuerdo de Paz entre Colombia y las FARC fuera positivo.
A pesar de esto, el abogado se mantiene optimista, esencialmente porque considera que la señal que se manda a la comunidad internacional es que en Colombia se respetan las instituciones. "Los resultados del plebiscito se anunciaron rápido. No hubo retrasos en el conteo de votos, y el gobierno aceptó inmediatamente, con un discurso del presidente Santos que todas las partes consideraron ecuánime. Una situación que pone a Colombia en una incómoda posición de incertidumbre, ha sido manejada por los políticos como adultos", afirma.
Por otra parte, comenta Trujillo, no ha habido violencia física. El cese al fuego se ha mantenido y se mantendrá, al menos, hasta el 31 de diciembre.
Todos los canales de comunicación se mantienen abiertos con todos los actores. La forma de asumir el resultado, además, demuestra madurez por parte de la población. “Los colombianos quieren pasar la página de la violencia”, opina.
“Lo que queda luego del plebiscito es un borrador para seguir la negociación”, continúa Trujillo. “Las partes habían acordado que el documento final estaría sujeto a refrendación por el pueblo colombiano, e igualmente la Corte Constitucional de Colombia estableció que si el resultado era adverso al acuerdo, el mismo no tendría validez, y el ejecutivo no podría implementarlo. Es decir, sería inejecutable”.
Si bien las partes se han comportado a la altura de la situación, el paso de las semanas sí ha hecho que el ambiente se torne un poco más confrontacional. Según la visión de Trujillo, Santos se ha dado cuenta que su posición de negociación es mejor de lo que pensaba, gracias al apoyo de ciertos sectores y, en parte, por el hecho de haber recibido el Premio Nobel de la Paz el mes pasado. La oposición, alineada detrás de Uribe, ha entendido que no va a ser tan fácil imponer su agenda. Sin embargo, todas las partes reconocen que la salida es una salida negociada.
Las FARC, hasta los momentos, han mantenido cierto nivel de civilidad, probablemente por intermediación de la comunidad internacional y, además, parece evidente que no quieren volver a la lucha armada. Esto, en el entendido de que mantenerlos en el cese al fuego es sumamente costoso. Incluso, para evitar que vuelvan a sus viejas andanzas, se ha propuesto que algún organismo internacional preste un financiamiento para asegurar que el cese al fuego se mantenga.
Trujillo admite que el debate es sumamente complicado y que existen distintos matices bajo los cuales ambas partes quedan con la razón. Señala que, bajo su perspectiva, quienes apoyaron el “No” lo hicieron en busca de ciertas condiciones para el acuerdo que consideran más justas. Como por ejemplo, más severidad en torno a la obligación de reparar a las víctimas y la entrega de activos; someter a los guerrilleros a instancias locales en vez de a una jurisdicción especial internacional para la paz; castigos y consecuencias más explícitos y que no sean elegibles a cargos mientras cumplen condena.
Frente al actual clima para los negocios en Colombia, Jaime Trujillo comenta que el respeto a las instituciones es algo que los inversionistas valoran. “En el mercado todo sigue como siempre, el inversionista internacional que está en Colombia ya conoce al país. Es un inversionista que probablemente invirtió cuando las cosas estaban peor, y debe sentir que este proceso pronto va a acabar”.
“Pero hay otros”, advierte, “principalmente colombianos, a quienes les preocupa la distracción que se presenta con el proceso de negociación, pues hay asuntos de importancia en la agenda del gobierno que probablemente no puedan despegar hasta tanto no hayan cerrado este capítulo". Trujillo explica que Colombia requiere una reforma tributaria profunda y que el gobierno apostaba a impulsarla ante el legislativo utilizando la tracción que les daría el triunfo del “Sí”. Sin embargo, con un ambiente enrarecido y la oposición envalentonada, será muy difícil pasar una reforma tributaria poco popular. La carga tributaria de las empresas más formales (que cumplen a cabalidad con sus obligaciones fiscales) es muy alta. En Colombia son pocas las personas que pagan impuestos, y a pesar de que la tarifa es significativa, los índices de recaudación del país están por debajo del promedio regional. La reforma buscaría ampliar la base tributaria. Por otra parte, en cierta medida, de estas reformas depende que las calificadoras internacionales le mantengan a Colombia el grado de inversión.
Colombia se enfrenta a grandes retos para cerrar el proceso de paz. Y como si fuera poco, recién formalizan la fase pública de la negociación con el ELN. Que si bien augura dificultades políticas en el camino, definitivamente ratifica la intención del país sudamericano por lograr una paz completa y definitiva.
Esperamos que así sea.
}
Add new comment