Editorial: Llegamos

En tiempos de tumulto y de cambio, es natural que se pose la mirada sobre el abogado. No solo en busca de conocimiento, sino a la caza de su criterio y su forma de estructurar las ideas para darle solución a los problemas. Esa forma de pensar que se contagia en las escuelas de derecho, y que luego se pule con la experiencia, que muchos solemos reservar celosamente para nuestros escritos y disertaciones jurídicas. Es menester compartir esa óptica, y aplicarla al estudio de asuntos macro, que en algunos casos se alejan de la especialización, y se sumen en las turbias aguas de la política y la economía. Por esto, con Lexlatin decidimos abrir un espacio de conversación y debate, para exponer el punto de vista del consejero latinoamericano sobre los temas más relevantes que afectan al territorio.

La integración de América Latina se ha intentado forzar varias veces. Ha sido objeto de campañas admirables y otras un tanto menos. Cada alianza ha encontrado su contra-alianza. Y es que quizás el principal error que se ha cometido es asumir que los latinoamericanos somos una misma gente que debería arroparse bajo una misma bandera. Es un error común, casi infantil, que suele cometer la demagogia e incluso quien mira a la región desde cierta distancia. Es difícil —e injusto— meternos en un mismo saco, y menos considerando los procesos históricos y culturales de cada uno de nuestros países. Mucha agua ha corrido bajo ese puente. Es negar la individualidad entre hermanos. Y si se nos juzga por nuestros acentos, fácilmente podríamos ser una Babel moderna con distintas lenguas que comparten una ligera raíz común.

Pero por escrito todos nos entendemos. Especialmente entre abogados.

Nosotros queremos aprovechar aquello que nos hace diferentes para nutrir a una comunidad que se retroalimente. Queremos que compartan experiencias -triunfos y derrotas-, que sirvan de base para construir soluciones en otras fronteras.

Creemos firmemente que el ejercicio de la profesión debe abrirse a corrientes modernas. Cabe aquí, quizás, preguntarnos si el abogado latinoamericano tiene esa disposición, y si se ha quedado prendado a formatos antiguos. ¿Entendemos los tiempos que estamos viviendo? ¿Tenemos la capacidad de comunicar más allá del claustro de las firmas de abogados?

Pues bien, queremos que calienten sus plumas. Que se liberen de la solemnidad que nos ha caricaturizado, y se integren a las nuevas formas de comunicación. Que piensen fuera de la caja, que se conviertan en grandes escritores.

Esto es una invitación a salir de la zona de confort.

No queremos que Lexlatin sea sólo un espacio para comunicarnos entre nosotros, sino también para dialogar con una audiencia más amplia que está ávida de conocer qué piensan los abogados sobre los procesos que vive Latino América.

No hay un balance uniforme para la región en estos primeros 15 años del nuevo milenio. Lo que sí se siente, en distintas escalas, es un aliciente de transición en América Latina: El resultado de la primera vuelta de las elecciones en Argentina sorprendió por el castigo, no el esperado castigo de la abstención, sino uno activo, donde la gente se volcó fuertemente sobre las urnas electorales y envió un claro mensaje al gobierno de Cristina Kirchner. ¿Qué puede significar esto para otros países del Cono Sur? ¿Cómo dialoga ese proceso con las elecciones legislativas que Venezuela tiene en puerta? ¿Qué influencia pueden tener los cambios en Venezuela sobre el proceso de paz en Colombia? Proceso que, por cierto, ha ido acompañado muy de cerca por Cuba, país que transita uno de los procesos de cambio más controversiales de los últimos tiempos. ¿Qué va a ocurrir con ese proceso luego de las elecciones presidenciales de EE.UU., cuya campaña ha estado signada por la antipolítica? ¿Qué se espera en México del resultado de esas elecciones? Guatemala acaba de elegir a un nuevo presidente, luego de un escándalo que llevó a la gente a votar en un ambiente de rechazo a la política tradicional. ¿Tomaron la decisión correcta? En Centroamérica parecen abrirse nuevas oportunidades comerciales -hay una interesante dicotomía entre los proyectos de los nuevos canales de Panamá y Nicaragua. ¿Qué se espera de la Alianza del Pacífico? Los países andinos van en franco ascenso, cada uno con sus fórmulas distintas. Los temas son infinitos, pero todos dejan entrever que si bien no se puede forzar la integración, esta se va dando de forma orgánica.

Al final de la historia hay un punto que es claro, la región es sumamente susceptible a la situación que viven sus vecinos. Y esto hace que la estabilidad de nuestros países esté intrínsecamente interconectada.

Así las cosas, bien vale la pena tratar de comunicarnos.